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Fiesta Sin Teléfonos: ¿Revolución Rave o “Policías de la escena” ?

Son las 2 de la mañana en un club a reventar. El beat cae en picada y, de repente, silencio. Los DJs han parado la música en seco. ¿El motivo? Docenas de pantallas de celular en alto. Ocurrió en Ibiza: el dúo Tale of Us detuvo su set en Afterlife hasta que la gente guardó los teléfonos.
Esta escena resume un fenómeno cada vez más discutido en la música electrónica: la política «No Phones» en la pista de baile.

Afterlife se suma a la política de no phones durante su residénciales en Hi Ibiza

Esta fiesta no saldrá en tus stories

No es leyenda urbana: cada vez más clubes y festivales adoptan la regla de cero móviles durante los shows. Desde las míticas salas berlinesas (donde te ponen stickers en la cámara o te echan si sacas fotos) hasta raves high-tech en Ibiza, la consigna es la misma: “Sé que amas tu smartphone, pero ahora déjalo guardado y baila”.

“La música en vivo ya era increíble mucho antes de que la grabáramos para compartir online”, defendía Pia Del Mastro, promotora de This Never Happened, señalando que a veces hay que volver a lo básico.
Lane 8, el DJ tras este concepto, contó que muchos jóvenes ni siquiera han vivido una fiesta sin un smartphone delante. Su misión: recuperar ese sentimiento perdido de estar rodeado de amigos y música, donde nada más importa en el momento.

77% de 32.000 votantes apoyó vetar los móviles en la pista.

Ibiza, la meca clubber, también sucumbió a la fiebre No Phones. En 2024, la fiesta Afterlife de Tale of Us impuso la norma en toda su residencia en Hï Ibiza tras encuestar a sus fans; el 77% de 32.000 votantes apoyó vetar los móviles en la pista.

Solomun, uno de los DJs más influyentes, también ha expresado su hartazgo. En Pacha colocó letreros de “no phones” durante sus sets, y en más de una ocasión hizo gestos desde la cabina pidiendo al público que dejara de grabar y se pusiera a bailar (él, que empezó en los 90, sabe de fiestas sin Instagram).

Conexión real: argumentos a favor del No Phones

Los defensores de esta política lo tienen claro: sin celulares hay mejor vibra. ¿Cuántas veces has visto a la mitad del público más pendiente de grabar la drop para Instagram que de saltar con él? . Sin pantallas, la fiesta recupera su esencia: miradas, transpiración compartida, ese sentimiento de estar todos en la misma.

Además, está el tema de la privacidad y libertad personal. En una era donde cualquier momento loco puede acabar viral en TikTok, poder “deschavetarse” sin miedo es oro puro. Lo vimos en Ibiza: un vídeo de un clubber pasado de copas rodeado de cámaras desencadenó indignación en redes. “¿En qué nos hemos convertido? Una generación que en vez de ayudar, sube la storie y se ríe.

James Hype, MEDUZA, Damian Lazarus o Michael Bibi se han sumado al movimiento anti-móvil en clubs de renombre

Muchos aplauden el “efecto Berghain”: lo que pasa en la fiesta, se queda en la fiesta, sin documentación incómoda al día siguiente.
La ciencia incluso les da la razón. Investigaciones en psicología advierten que, irónicamente, filmar un concierto puede hacer que lo recuerdes menos. Al intentar “guardar” el momento en tu dispositivo, no lo vives plenamente y tu cerebro lo registra peor. O sea, por tratar de inmortalizar el recuerdo, te lo estás perdiendo en carne y hueso. Paradójico, ¿no?

“Yo decido”: voces en contra y escepticismo

Por supuesto, no todos están encantados de que les digan qué hacer con su teléfono. “Si pago mi entrada, uso el teléfono cuando quiera”, protestan algunos clubbers en redes. Para una parte del público, prohibir grabar puede verse como un ataque a su libertad individual. Al fin y al cabo, ¿quién no quiere inmortalizar ese drop que te hizo tocar el cielo?

Muchas fiestas y DJs (incluso algunos de los cuales ahora defienden la no phones policy) han crecido gracias a videos virales y contenido que los propios fans generan. En Instagram y TikTok, las mejores tomas de un festival son publicidad gratis. Algunos managers piensan: si todos guardan el telefóno, ¿quién hace el marketing? De hecho, hay bastante ambivalencia: los promotores quieren el hype en redes, los hashtags trending, pero al mismo tiempo no quieren a la gente filmando todo el rato

Fans de Keinemusik en su presentación del Cairo

Para los detractores de la prohibición, la solución no es tan extrema. «Dejá que cada quien decida. Si uno quiere grabar un minuto, ¿cuál es el drama?», dicen. Plantean que es un tema de uso responsable, no de censura.

Entre lo real y el algoritmo: ¿hacia dónde vamos?

La política No Phones toca fibras culturales y generacionales. ¿Estamos volviendo a la auténtica cultura rave o sólo sumando una regla más a la lista de «cómo ser un verdadero raver»?


Lo que es claro es que la fiesta sin celulares está pegando. Y la próxima vez que veas un cartel de «No Phones», ya vas a saber de qué va la cosa. Quién sabe, capaz descubrís que bailar sin distracciones es tu nuevo trip. O capaz te haga falta ese brillo cómplice de la pantalla.


Y vos… ¿te animarías a ver esta política en alguna de nuestras ediciones?

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